DEL LIBRO SUEÑO A LA DERIVA (1944)
UNA MUERTE EN CASA
Toda luz y murmullo desvela:
un alguien en la puerta que vacila,
un guiño sin motivo de la vela,
y, en el reloj, el péndulo que oscila
con su ritmo marcial de centinela.
Una torre de insomnio se perfila
en la profunda noche. Nos consuela
la campanada lenta que destila.
La voz suena lejana, goteando
dentro del bernegal de adormecidos
recuerdos que mi sed están calmando.
Como un tropel de pájaros perdidos,
junto a mi oído siento suspirando
que pasan los momentos más queridos.
DEL LIBRO LA ESTRELLA Y EL CORAZÓN (1949)
HORIZONTE
No es verdad que el momento no tenga una salida,
es mentira que el hombre camina hacia la muerte
y que ya no es posible darse al mar de otra vida.
Existe un horizonte que cambia nuestra suerte,
un espacio infinito que nos abre sus puertas
y un eterno futuro de esperanzas abiertas.
Existe todo un tiempo de vírgenes canciones,
de júbilos que aguardan en estado salvaje,
de terrenos propicios para audaces acciones
y de cumbres que cambian de continuo el paisaje.
El día va cediendo, mas el sol no se apaga.
Un nuevo día habrá, se hará pie en otra orilla
cuando la noche lenta por la acción se deshaga
de la luz que en las alas de los pájaros brilla.
Montaremos el viento mensajero del alba,
viajarán nuestros ojos en la rápida estrella,
llegaremos a tiempo de ver cómo se salva
la humanidad que en ríos adversos se atropella.
Se va a marchar el miedo definitivamente
y el peligro no puede resucitar mañana.
Vamos a disfrutar la vida inmensamente,
el cielo siempre azul, la tierra toda llana.
LA TIERRA
Protegida por la recia constitución de los días
la tierra tiene millones de manos que la trabajan,
constelaciones de sueños que las estrellas barajan,
amplios campos que difunden virginales melodías.
Apenas frisa la edad de la fresca adolescencia
y rompe la nebulosa que envuelve el cielo futuro,
pero su paso es seguro
como el del sol en redor del que gira su existencia.
En sus profundas pupilas la inmensidad no se cierra.
Alcanzando nuevos cielos, descubriendo panoramas,
la tierra en la luz se interna matizada por las llamas,
la tierra, siempre la tierra.
DEL LIBRO DE LA VENTANA A LA CALLE (1949)
LA CASA POR LA VENTANA
A mi hermano Juan Luis.
Porque me veo
a solo unos pasos
del panorama que parece un cuento,
del sitio deseado
en que el sueño
buscan y suelen conciliar los pájaros
como dos gotas caen en un vaso
cuando los ojos miran hacia dentro.
Porque me veo
dentro del marco
donde el silencio pinta un solo árbol,
donde el amor se tiende en cualquier suelo,
donde la herida abierta de la mano
pretende salpicar sus cinco dedos.
Porque me veo donde aguarda el júbilo,
a tres o cuatro metros de ser alguien,
de saltar estos muros
que me cierran el aire.
Porque estoy solamente a unos minutos
de ver salvado para siempre el mundo
de las vidas que encienden con carburo,
de los cerebros hechos con alambre.
Porque estoy solamente a unos instantes
del cuerpo a cuerpo entre la luz y el humo,
en mitad de la calle
de la luz que prepara otro diluvio,
de las pobladas ingles que dan fruto
y del voraz incendio de la carne
donde el valle desciende entre los muslos.
Porque digo en qué sitio
vine al mundo y el alba
quiso nacer conmigo.
Porque dice mi alma,
y se me ve en la cara,
que he vivido
constantemente a orillas de una playa,
constantemente abriéndome un camino,
constantemente hallando una esperanza.
Y porque, al tiempo mismo,
mi sangre se ve siempre renovada,
y el aire estoy tocando como vidrio,
y a mi vida la empujan nuevos bríos,
y estoy creciendo como la montaña,
y estoy soñando ser como las alas,
y estoy naciendo siempre como el río.
Por esto y lo demás que no se esconde,
por todo lo que espero y mucho más,
por esto y lo que apenas se conoce,
por esto y lo que aún no tiene nombre
acudo a recibir la claridad,
el principio del fin de cada noche,
el soñado crepúsculo del mal
igual que la mirada va hacia el norte,
como la luz anuncia el horizonte
como a la costa se aproxima el mar.
DEL LIBRO OFENSIVA DE PRIMAVERA (1950)
COMO TODAS LAS COSAS
Como riega la planta el jardinero.
Como forma el tipógrafo la masa.
Como conduce el carro el carretero.
Como elabora el pan el panadero.
Como construye el albañil su casa.
Como alimenta el surco el campesino.
Como los hijos cada padre engendra.
Como pulsa los mares el marino.
Como la uva se traduce en vino.
Como se pone a madurar la almendra.
Como alumbra el poeta la palabra.
Como surgen la col y la algarroba.
Como el carbón se extrae de la mina.
Como se pule en el taller la encina,
el cedro, el palisandro y la caoba.
Como la aguja hilvana los vestidos.
Como se extrae azúcar de la caña.
Como el amor despierta los sentidos.
Como el pájaro vuela y hace nidos.
Como remonta el alba la montaña.
Como escala el cristal la enredadera.
Como alumbra aceitunas el olivo.
Como esparce colores la bandera.
Como crece indomable la palmera.
Como florece el llanto colectivo.
Como siembra la voz la melodía.
Como en tiempo de paz se esparcen granos,
trabajo por crear un nuevo día,
movilizando el aire y la alegría
con la lengua, los ojos y las manos.
creando estoy un mundo donde el hombre
goce la libertad que no se cierra,
vea la luz solar sin que se asombre
y halle el amor, sin pronunciar su nombre,
en un lugar cualquiera de la tierra.
DEL LIBRO NUEVAS ESCRITURAS (1964)
PRIMERA PÁGINA
Porque por algo se empieza
diré que tengo delante,
con la boca siempre abierta,
un papel muerto de hambre.
(Lo digo al pie de la letra,
y el silencio que se calle).
Un papel que me da pena
porque suspira a la espera
sin una gota de sangre.
Un papel que vive en vela.
Aquí lo tengo delante.
Sueño con darle la vuelta,
en convencerlo que hay aire
para levantar la cabeza.
Mas el papel no ve a nadie.
Solo con la luz se encuentra,
con su soledad a cuestas.
Aquí lo tengo delante.
Me están faltando las fuerzas
para escribirle las calles.
(Me duele que estén desiertas).
Tardo mucho en desplegarme,
torpe en la pluma, y se queda
frío el papel.
Nadie sabe
lo que esta nieve me cuesta.
Aquí lo tengo delante.
DEL LIBRO HABLA VIVA (1964)
PUNTO Y APARTE
A Manolo Padorno y Josefina Betancor,
en la villa encantada de Teguise.
Se terminó el eclipse, el agujero,
el soterrado pulso, el gris por vicio,
la tempestad por norma, el canto estrecho,
el subirse a los astros sin sentido.
Yo me miro en el barco surto en el puerto.
Y me miro en el pájaro infinito.
Y me miro en los ojos de mi tiempo.
Y me miro en el hombre, y más me miro.
Se acabó el no diré, y el me da miedo.
Y el debo imaginarme algún estímulo.
Y el voy a sopesar no sé qué gesto.
Y el rompo este papel y este recuerdo.
Y el no quiero saber lo que he sido.
Se acabó el no creer a par del viento,
el no volar a tono con el grito.
Se acabó el no vivir, el ser distinto
del hombre de otras tierras y otros sueños.
Se acabó el olvidar que no vivimos.
Yo me agarro al latido por los pelos.
Y me agarro al favor de cualquier hilo.
Y me agarro de un salto a un clavo ardiendo.
Y me agarro y me agarro, y vivo y vivo.
Se terminó el yo acabo, el yo me muero.
Se terminó el caer en el vacío.
Se terminó mi llanto sin remedio.
Se terminó el decirte YA NO ESCRIBO.
Se terminó ya todo, y ahora empiezo
a encontrar horizontes nunca vistos,
a entender que no todo es agrio ni negro,
a saber que aún aliento, aunque caído,
para mañana estar en pie de nuevo.
DEL LIBRO LA HEBRA (1965)
PALABRA DE AMOR
Has hablado y he visto claramente
el fondo de tu agua,
tu subterránea herida más reciente
y el despertar rebelde
de tu arcángel de sangre en las cerradas
habitaciones donde el grito muere.
Has hablado y he oído claramente:
Si no comparto el sueño y la palabra,
preferible es que calle y que no sueñe.
Nací para ofrecerme,
para entregarme entero, en cuerpo y alma,
no para recrearme y no dar nada
del amor que sostengo y me sostiene.
Ya estamos frente a frente,
y entre gozo y pesar -las tensas alas
con las que el hombre vuela casi siempre-
tomo de ti la luz que me hace falta
para apagar la sed que me oscurece.
Después, igual te siento que me sientes.
Ya somos uno solo en esta estancia
donde el sueño y la vida se parecen.
DEL LIBRO POESÍA UNÁNIME (1966)
CANCIÓN DE LA CALLE
La calle que tú me das
-la calle ausente todavía-,
no será tuya ni mía.
Calle de todos será.
Por el momento no es más
que una canción encendida,
una estrella fugitiva
que soñamos alcanzar.
Por de pronto se nos va
de los ojos, como el día;
volando, como la vida,
sobre la tierra y el mar.
La calle que tú me das,
no será tuya ni mía.
Habrá de ser compartida.
Calle de todos será.
DEL LIBRO SEGUNDA ENSEÑANZA (1974)
EN NOMBRE DE OTRA COSA
No dije nada en nombre de la historia.
Tenía que hablar en nombre de otra cosa.
Por ejemplo,
de un árbol sin cabeza,
de un bolsillo sin agenda de notas,
de un bosque sin maleza,
de un aire sin palomas,
de un instrumento musical sin notas.
De algo que ha estado siempre
haciendo mella en la vida del hombre
y que este se traga y nunca nombra.
Bien valía la pena
revolver en las sombras
para hallar el sonido de la cuerda,
remover las cenizas de la hoguera,
escarbar en la papelera
y en el estiércol.
Hacer sonar la hora,
hacer andar una sandalia rota,
un zapato acribillado por los dedos.
Podrido estaba el fruto en la corteza
y en el hoyo abonado de la tierra.
Tenía que hablar en nombre de otra cosa.
DEL LIBRO FUNCIÓN AL AIRE LIBRE (1975)
ESTRELLA DE MAR
De nada me sirve el río de colores
que me viene del aire y me deslumbra
en la desembocadura
de la noche.
Mi turbación se puebla de preguntas
sin respuestas, mi vértigo de amores
que conservan el molde
de la luna.
Voy y vengo del hoyo a los rincones
acorralado y ciego, al margen de la brújula,
royéndole a la lluvia
los talones.
Me desintegro salpicando espuma.
DEL LIBRO ANDÉN VERDE (1982)
CUESTIÓN VITAL
A Sergio y a Óscar, en Madrid
Quisiera sentarme a hablar
con alguna persona
(si pudiera ser, con todas)
sobre una cosa
que es vital
para que el mundo siga haciendo historia:
La paz.
La paz
cantada
en todos los idiomas.
DEL LIBRO MÁS LEJOS QUE YO AMARGO (1987)
MÁS LEJOS QUE YO AMARGO
A Jesús Páez,
que rescató este poema
de mis libretas negras
Más lejos que yo amargo,
que yo gris, que yo roto, que yo herido,
que yo, en fin, corazón acelerado
por todo esto que digo
y lo demás que callo,
se irá el odio cerrado,
el triste desvarío
en la sangre alojado
tanto tiempo, se irá el demente grito.
Más lejos todavía que yo barco,
que yo tren, que yo viento, que yo río;
más lejos todavía que yo pájaro,
que yo sed, que yo voz, que yo suspiro,
se irán sin dejar rastro
de su frío,
devolviendo los diablos a su sitio,
el yo oscuro, el yo verde, el yo morado.
DEL LIBRO METAMORFOSIS DE LA ESTRELLA (1988)
ESTRELLA DISECADA
Por qué colgando de un árbol
El Cosmos te ha desahuciado?
Por qué vestida de blanco
Naufragas en el espacio?
Continúas siendo el astro
Que fuiste y eres volando
Te vas de nieve quedando
Con el cuerpo disecado
Trepando el aire más alto.