Eugenio Padorno

Textos escogidos

De PARA DECIR EN ABRIL (1965)

HABITANTE en luz,
sentir sus embestidas
por los alrededores tibios
de las formas precisas,
sembradas a voleo. Vienen creciendo
hasta mis labios de no sé qué venero.
Miedo me da de alzar los hombros
por no romper su transparencia.

Entre la hierba azul
corren verdes mansos hilos de agua
hacia no sé qué ternura de no ser.

Todo me está diciendo: estás.

En el fondo del aire
espera una forma posible
de la muerte,
virgen para tus ojos que preguntan,
oh viajero en la luz,
de paso hacia la nada.

 

De METAMORFOSIS (1969-1980)

LA CRIBA EN LA PARED

La criba hoy tiene su orfandad de cosa inútil y, sin embargo, por ella pasa el día su granazón airada, por ella pasan sombras aún. Mover el grano era el oficio del abuelo, pero bien sé que apuraría la sazón del aire, todo lo que en sus manos vislumbrara complicidad de tiempo. Y en la lluvia, que ahora ciega sus mallas para ti -desconocido que huyes de su arcaduz certero-, escucho la aspereza del grano que busca su celdilla para caer, para no ser harija inútil como vosotras, nubes del sur.

Sobre el harnero de la noche, su música, la rotación antigua era verdad. ¿Quién nos vio así, qué ojo maldito llegar hasta el molino, qué abuelo eterno nos habrá cernido?

 

De COMEDIA (1977)

RITMOS

La hoja (o la que crea el pensamiento)
en la mágica
plenitud de la siesta.

Cuerpos

y estatuas
en uno y otro mar
como en las páginas de una edición bilingüe

confrontados

en esa luz no interrumpida en el papel,

el gótico arañar de suspendidos
y mutables signos entre anchas resacas
del lenguaje.

El auriga bosteza en el pescante de la vieja
tartana

agosto abrasa el fruto con fórmula severa

y la palabra excede horror.

 

BORRADOR (1982)

El sentido que nos merece lo bello, el resto de temor en nuestra sangre incrédula hacia los dioses en que creyeron nuestros antepasados,

el exceso en lo simple,

la labor a destajo que emprendemos atardeciendo o al alba, auxiliados por píldoras.

Sabemos esto: testificar parte de la tiniebla es aún nuestra causa.

Impedir la definición ahora que, expulsados de la indefinición, te muestras en las mercaderías del mundo

(para que el acontecer se repita y el exilio sea el tiempo), entre máscaras, aves y raíces de metal crecedero, la torcedura que alentaste hasta el rojo.

Callo para que el pensamiento

“he aquí al hombre de la espiral”

preceda para siempre al rescate ideográfico de los grandes muladares de signos,

de ese espacio que imanta al solajero la figura descalza y la que porta un terrible espolón en el coturno.

Esclavos insatisfechos de las ganancias de un patrón invisible, en vano hemos movido grandes bloques de silencio y vacío sobre el mar,

preocupados de que no se rompieran las maromas sintácticas, de que no se aplacaran determinados visos.
¿Y para quién íbamos a volver claras oscuras pruebas de lenguaje?

Extraer la interrogación infinita de la horma del viento y que chirríe de súbito en la herrada del ojo.

Septiembre de 1981- mayo de 1982

 

De SEPTENARIO (1985)

[Fragmento]

El borrador es la excelente metáfora del ninguna parte en que el poema existe; es la privilegiada ubicación que permite ver el uno y otro lado, lo que aconteció o no verbalmente en un mismo continuum; ocupar el espacio interior del Poema es hallarse en el mecanismo que produce su expresión totalizadora, allí donde la escritura dice desde su mismo hacerse, y cuando leo el texto en ese estado, veo más allá de lo legible: en donde acaba mi lectura, comienza la lectura del poema en mí. Límites impenetrables contra los que, a lo sumo, rompen impulsos de grafías, tachaduras transparentes u opacas con ritmos de bogada y de cía.

Hay un vacío que está hecho de la suplantación continua de sentidos y que se halla al pairo, en medio de una corriente de naturaleza verbal; constituye una holgura entre lo interno y externo del relato y es en sí inabordable; en torno a ella hay sólo retrocesos y avances; y cuando queremos referirla, no se obtiene la neta expresión de su Oquedad, sino el varillaje en que con reiterada obstinación se muestra la METÁFORA de la vaciedad expresiva. El significado de lo que creíamos único y compacto advierte de múltiples fracturas y del engarce de voces simultáneas, actuales y pretéritas: es como si estuviéramos en el principio mismo de lo que puede ser comunicado, donde lo que es decible se apresura a ser dicho en desorden, confundidos el gesto de la siembra con el de la recolección.

 

De DIÁLOGO DEL POETA Y SU MAR (1992)

[Fragmento]

POETA

De ti provengo como de un segundo nacimiento. Desnudo, bajo el sol me has vestido con tu sal y tu yodo… Por ti no se disipa el recuerdo de lo que fue la poderosa risa de la juventud que está en tus olas, del demorado nadar junto a otro cuerpo y el desceñir su breve cubridor entre las rocas… La embriagadora luz que de una vez me fue servida en tu copa translúcida…

MAR

Has querido que sea tu mar, la saleada concha de Las Canteras, un acuario acotado entre el perfil de estas montañas calcinadas sobre las que levitan inmóviles celajes.

POETA

… Pero no es menos cierto que el desvalido pensamiento sobre la ausencia paternal de los dioses lo calmó tu estar ahí.

MAR

Sí, como un abuelo eterno, hace ya mucho tiempo, te veía hollar, sin que en mí repararas, la arena de la playa, lleno de no sé qué alegría; luego, y desde que te despidieras de la adolescencia, no he dejado de verte hastiado o taciturno, un cuaderno en las manos, mascullar paseando, o a la sombra de uno de esos árboles, mascullando, digo, un obstinado ritmo, con el cabello agitado por un viento que sólo podía delatar la privada irrupción en el ensueño. Ya me he acostumbrado a ese aspecto de loco.

POETA

Los que de ti carecen, no conocen la duda; jamás confundidos entre el saber y la adivinación, se dejan deslizar por las palabras como aquellos que en el gran mirador de la ciudad con su torre de hierro se desplazaban con cojinetes bajo los pies mientras leían un libro, con las bufandas desplegadas a las corrientes en ese del otoño. Pero tú me deslumbras y paralizas en medio de la reflexión; me has obligado a desasentar las grandes piedras de la sintaxis y a recomponer las junturas de un significar sólo captable en el giro pasmoso de la transubstanciación de Sentido y Destino. Acabo de acordarme en qué te me pareces…

 

De PASEO ANTES DE LA TORMENTA (1996)

I

Lagar de innumerables uvas amarillas y a su lado cuerdas que no conocen el reposo de la vibración, o de decir —tal vez—, mas siempre oscuramente.

Y el reencuentro, entre dos emociones —en el paso de una nota a otra nota—, con el acto consciente: el tránsito en que se halla ensimismada la rescatable melodía en eviterno cambio, la engarzadora de inocencia.

¿Quién me abrió así el oído para que distinguiera una a una las participaciones en el todo de este ininterrumpido y unánime expresar que del silencio hace una invención absurda? (Y la mirada, la larga mirada deseadora que sucesivamente fue enhebrando los cuerpos para que yo estuviera aquí, y fuera aquí, y comprendiera desde aquí.) Callo y, desocultado, el murmullo de fondo continúa; hablo desde lo OSCURO y a mi voz la represan y arrastran las restantes de un gran coro invisible, y allí las disonancias y las cacofonías entre mundo y trasmundo caben en la definición de lo armonioso. Y lo desconocido no es contrario al intelecto ni a la felicidad del ser.

Ebriedad, hemos dado la vuelta a las palabras para aprovechamiento de este rancio lenguaje como al paño de una vestimenta.

 

De MEMORIA POÉTICA (1998)

PALINODIA A MODO DE EPÍLOGO:
EL POETA CUENTA CÓMO HABRÍA QUERIDO SER

Una «vida literaria» puede ser descrita como una pérdida progresiva de intimidad pagada por el aplauso y el reconocimiento… Algún caso conozco de quien, como Ulises, se resistió a escuchar la voz de las sirenas; confieso haberles prestado atención una vez; desde entonces, mi vida no ha dejado de estar gobernada en cierto modo por el deseo de una retractación: hubiera deseado permanecer en aquel estado de ineditez de los comienzos, en un oteo clandestino del existir, pero para siempre alejado de los asuntos de poetas. Traicioné el ideal de poeta secreto e insospechado. (Virgilio fue para mí por mucho tiempo un poeta secreto e insospechado, oculto bajo la incesante marejada de renovados, idénticos versistas.) Haber pasado entre los demás, a lo sumo, como un curioso de la poesía y, si se me permite decirlo, como un diletante, erudito en algunos aspectos de la lírica…, cualquier cosa menos el verse uno al fin catalogado en la provincia entre gente del gremio. Carecí de la fortaleza apenas necesaria para rechazar el primer -y olvidado- estímulo de vanidad, y haberme a solas contentado con el poeta puro, bastado -por ejercicio crítico- en su autorreconocimiento. Tarde vine a saber que una parte de la palabra con que trabajamos la queremos especialmente audible para el Otro. Sé que esta manifestación puede resultar absurda por la escasa trascendencia de mi nombre; en el mejor de los casos, con mundana ironía acaso se comente que son excesivos mis escrúpulos.

Haber permanecido en el más completo de los anonimatos, tal como cuando se me concedió asistir a la comprobación íntima de la posibilidad de la poesía; a lo sumo, lo deseable habría sido dignificarme con ese don posible y haberlo proyectado callada y libremente en una órbita de estricta intimidad. Porque solo después de haber sido expresado por la soledad y el silencio habría valido la pena compartir lo que he escrito. Pero en ese punto estoy en paz conmigo: hasta el dolor me he esforzado, al menos, por que en mí el poeta necesario acallara al poeta superfluo.

 

De CUADERNO DE APUNTES Y ESBOZOS POÉTICOS DEL DESTEMPLADO PALINURO ATLÁNTICO (2005)

APUNTE 1

Apenas nos movemos, mas la isla consiente la impresión del viaje,
reflejada en las nubes que pasan.
Soy el atisbador que comprueba el reparto del peso de los sueños en las hondas bodegas
y luego en la cubierta del Paseo, se despereza y canta.
¿Las gaviotas qué anuncian, preceden qué visión?
El espíritu aproa el fondo de la luz, atraviesa la llama,
soporta el gélido centro del Misterio.
Me acodo sobre la sucesiva laminación del mar,
quisiera retener estos signos que sin fin se combinan
donde lo que se apresa es solo la multíplice voz indescifrable.

 

DEL INSTANTE DE UN DÍA ENTRE DÍAS

Bajaba adolescente la escalera
que en la remota casa familiar
conducía de la azotea al patio;
y, en la orilla próxima,
con el perfume áspero de algas
y salitre, llegó el rumor
de cuerpos indolentes
lamidos por un sol
de hacia mitad de agosto,
voces que reúne en un punto
el destino antes acaso
de aventarlas para siempre hacia el frío:

Laxo el mundo de la mente,
aquellas palabras para los días
futuros fue ordenado
en una frase hoy al fin entregada
entre sueño y vigilia:
“será tu patria este poema”.

 

De LA ECHAZÓN (2010)

EN VIGILIA

He llegado a sabe de las ventajas
del insomnio, de la paciencia
y de la lentitud.

En este acechar me ha ido la vida.

Aguardo las palabras, pendo
de un hilo de sentido,
en un rincón del africano
infierno atlántico.

No importa cuantas veces me diga
que soy libre… Nunca podré escapar
de las preguntas de esta Luz.

 

De DONDE NADA ES TODO LO ASIBLE (2015)

Quiero que leas esto como si hubiera sido escrito en el presente de un futuro, lo que muy ajustado a la realidad podrían decir solo los que están en la muerte, y en ella y de ella viven.

A medianoche bajaremos a vadear la orilla de un mar negro, mudos; el perro saltando irá delante, y luego a nuestro lado no se oirán sus ladridos. Porque de nada servirá ya el lenguaje. Ni habrá arena debajo de los pies donde sin alma los cuerpos viudos se pasean.

Pues que escribo de una vida que entregó su destino a la imaginación, seremos lo que son estas palabras, en la sombra visibles para sombras que también preguntaron quiénes fueron, qué dejaron de hacer.

Mas llegaremos al límite secreto de nuestra finitud. Porque la muerte real es necesaria. El sueño verdadero es necesario.

 

De HOCUS POCUS (2015)

Poderosamente
ha despertado
un resto febril
de primavera.

El brillo hondísimo
en la sangre,
tan fugaz
del desoculto
seno de sus brazos.

Sed
de dolor y sabor
de frutos
perlados en qué ramas

a deshora, es posible,

ofrecidos.

Y no sabes
si es el deseo
quien te ha recordado
o tú quien lo recuerdas.

 

De RECUENTO EN EL ISTMO (2021)

EN UN CÍRCULO DE TIERRA
CUYA CIRCUNFERENCIA ES EL HORIZONTE

Con el recuerdo de unos versos de Pär Lagerkvist

¿De mí también qué has hecho,
Dios de los soledosos,
Para que elija en libertad palabras
Que me apresan en la fe y en la música
De otras islas silábicas?

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1994
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De Como quien no dice voz alguna al viento

1984
Como quien no dice voz alguna al viento (1984), Ana M.ª Fagundo.

De Desde Chanatel el canto

1981
Desde Chanatel el canto (1981), Ana M.ª Fagundo.

De Configurado tiempo

1974
Configurado tiempo (1974), Ana M.ª Fagundo.

De Diario de una muerte

1970
Diario de una muerte (1970), Ana M.ª Fagundo.

De Isla adentro

1969
Isla adentro (1969), Ana M.ª Fagundo

De Brotes

1965
Brotes (1965), Ana M.ª Fagundo

De A la fiera amada y otros poemas

1985
A la fiera amada y otros poemas (1985), Orlando Hernández Martín.

De Poema coral del Atlántico

1974
Poema coral del Atlántico (1974), Orlando Hernández Martín.

De Claridad doliente

1964
Claridad doliente (1964), Orlando Hernández Martín.

De Máscaras y tierra

edit. 1977
Máscaras y tierra (edit. 1977), Orlando Hernández Martín.

De Catalina Park

edit. 1975
Catalina Park (edit. 1975), Orlando Hernández Martín.

De La promesa, fiesta en el pueblo

1996
La promesa, fiesta en el pueblo (1996), Orlando Hernández Martín.

De La verbena de Maspalomas: comedia canaria en dos tiempos

1993
La verbena de Maspalomas: comedia canaria en dos tiempos (representada en 1993), Orlando Hernández Martín.

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1972
Frente a la luz (1972, edit. 2017), Orlando Hernández Martín

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