Cuando me diste aquel beso, quedó la tarde asustada
y el aire paró su vuelo.
Cuando me diste aquel beso, bañó un rocío azulado
los verdes juncos despiertos.
Cuando me diste aquel beso… ¡Ay, amante, qué alborada
me nació dentro del pecho!
Se puso verde la luna y el agua quedó sin una ligera palpitación
Sufrió un desmayo la rosa y brilló la mariposa blanca de la anunciación.
¡Qué dulce milagro amante! Quedó la tierra fragante como una ingenua canción.
Y yo sentí que tu beso me ponía todo el peso del cielo en el corazón.