Señor del mundo
Señor del mundo, si tú escribes
Con dedo temblante nuestro destino,
Y tu sombra te es adversa al decirte,
Qué será de nosotros
Sintiendo el canto suave de los pájaros
Unidos en la misma oscuridad
De los matorrales nocturnos.
Qué será de nosotros en las formas
Que levante el aire en la arena,
En el fuego que esparcen los baldíos,
Qué podrá mantener entonces
Nuestro aliento desasistido.
Mira que mi respiro se termina
Si por delante no estás, y no sé
Si la amapola brilla
Bajo el sol por sí misma. Y, sin embargo,
Esta palabra
Es mi capilla.