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La tradición cuentística puebla la literatura de Pepa Aurora, por lo que no es raro ver en sus relatos animales u objetos que expresan sus quejas, sus sentimientos e, incluso, sus frustraciones. Lo mágico y lo real, la importancia de la palabra como vehículo de comunicación, la recreación del mundo clásico, fruto de sus propias lecturas infantiles, se unen en unos relatos que sirven tanto para ser leídos como para ser contados.
Pepa Aurora (Josefa Rodríguez Silvera) nace en Agüimes en 1946 y se cría en Ingenio. Ávida lectora, desde la infancia se acerca a escritores como Galdós o Blasco Ibáñez, así como a los clásicos griegos (Homero).
Estudia Magisterio, además de cursar estudios de Filología e idiomas. Pero es como maestra, su actividad totalmente vocacional, como Pepa Aurora dedica más de treinta años de profesión a trasladar el cuento y la poesía a los niños. A partir de 1989, fecha en la que se incorpora al grupo de narradores orales hispanoamericanos, lleva sus historias y sus poemas no solo a los niños de todas las Islas sino también a los de la Península y a los de algunos países hispanoamericanos.
Al mismo tiempo trabaja en diferentes proyectos pedagógicos y experimentales de la literatura infantil, algunos de los cuales han merecido premios como el “Chamán, 1993”, máximo galardón concedido por la cátedra Iberoamericana de Narración Oral.
Investigadora de juegos y cuentos populares, va dando a conocer los frutos de esa investigación y recopilación a través de diferentes artículos de prensa, por lo que es invitada a participar en las “Primeras Jornadas de Juegos y Deportes Autóctonos” de la Facultad de Educación Física de Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Ha dirigido diferentes talleres de literatura infantil en Canarias y la Península y realizado cursillos de animación a la lectura a maestros, padres y animadores culturales, así como cursos dirigidos a personas mayores, sobre todo a colectivos de mujeres, entre los que destaca el que lleva como título “La literatura como terapia”.
También ha participado en diferentes congresos, con ponencias que van desde “El cuento y la poesía en la escuela” (1987) hasta “La mujer en la sociedad canaria: cincuenta años de transición hacia la igualdad”, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (2009).
Es autora de más de cuarenta libros de narrativa infantil y tres de poemas infantiles, por los que ha recibido numerosos premios. También ha publicado algunos textos en ediciones colectivas nacionales e internacionales y en diferentes recopilaciones de cuentos editadas por la Editorial Santillana, Editorial Anaya y algunas editoriales canarias.
Algunos de sus poemas, tanto infantiles como para adultos, han sido musicalizados por diferentes autores. Y su obra poética para adultos ha sido traducida al inglés.
Ha recibido diferentes premios y reconocimientos, entre los que destacan:
-Premio «Alhóndiga» de poesía popular (1985).
-Premio “Anastasia del Pino” al mejor cuento (1986).
– Premio Internacional “del Dicho y el cuento breve” (2008).
– Premio “Chamán” l (1992).
– Premio de teatro Infantil (Agüimes 2005).
– Premio “El Almendro de las Artes y Las Letras” 2011 en Tenerife.
Asimismo ha recibido distinciones como:
“La Tarja” en 2010 (Máximo galardón de Solidaridad Canaria) por su defensa de las raíces culturales, o el “Cuchillo de oro” (2008), premio del Ayuntamiento de Santa Lucía por su defensa de las raíces canarias.
Gran defensora de la Narración oral, Pepa Aurora se considera a sí misma como “cuentacuentos”, y en una entrevista realizada por Manuel Arbelo Caballero afirma: «Mi labor comenzó cuando, al trabajar con niños en la escuela, me di cuenta de que el lenguaje de los libros no estaba adaptado al medio y al entorno de los niños; por eso les contaba cuentos y poemas que hablaban del nombre de los barrancos, de los lagartos, de las tabaibas, de los dichos populares, etc.».
De ahí que en sus narraciones, tanto orales como escritas, no solamente recupere el habla tradicional, sino que, a través de historias que se desarrollan en un entorno inmediato para el futuro lector, se despierte en él el interés y el respeto por lo que lo rodea, paso previo para que ese interés se vuelva universal.
Por eso los relatos de Pepa Aurora tienen como escenario las diferentes islas, con sus peculiaridades, tanto geográficas como medioambientales, lingüísticas, tradicionales, etc. Toda esta experiencia como narradora oral y escritora de relatos infantiles, así como su labor de investigación y recopilación de cuentos y tradiciones populares, la llevan a escribir una serie de libros en los que recoge todo este bagaje. En ellos, aparte de una apuesta firme por la oralidad y el convencimiento de que la familia y la escuela son los lugares fundamentales para la educación en valores y fomento de la lectura, propone una serie de ideas, recursos y estrategias para facilitarles, tanto a padres como a maestros, el acercamiento a los textos, ya sean orales o escritos, de una manera creativa y enriquecedora.
Como ella misma dice en el prólogo de uno de sus libros, El lenguaje creativo en la escuela, y hablando del papel de esta institución como suplidora de carencias: “…la enseñanza de la oralidad y la literatura en la escuela es una hermosa forma de integrar a niños de otras culturas en el conocimiento de la nuestra, comenzando por la raíz”.
La tradición cuentística puebla la literatura de Pepa Aurora, por lo que no es raro ver en sus relatos animales u objetos que expresan sus quejas, sus sentimientos e, incluso, sus frustraciones. Lo mágico y lo real, la importancia de la palabra como vehículo de comunicación, la recreación del mundo clásico, fruto de sus propias lecturas infantiles, se unen en unos relatos que sirven tanto para ser leídos como para ser contados.
Su lenguaje, en el que abundan recursos literarios que enriquecen y particularizan los cuentos y poemas destinados a los niños, aparte de recuperar el habla tradicional de las islas, es sencillo y cotidiano, lo que facilita la comprensión de sus mensajes.
La responsabilidad formadora de Pepa Aurora la lleva a escribir unos relatos cuya finalidad no es solo la de recrear y divertir, sino la de invitarnos a la reflexión y, sobre todo, la de transmitir
una serie de valores como la solidaridad, la aceptación de las diferencias, la tolerancia, etc., que, unidos a la revalorización de los paisajes y paisanajes de las islas, conforman un mundo literario y ético singular y atractivo.