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Nivaria Tejera Montejo nació en Cienfuegos, Cuba, el 30 de septiembre de 1929 y falleció el 6 de enero de 2016 en París. Sin embargo, fue la isla natal de su padre, Tenerife, el espacio geográfico que sirvió de catalizador en su escritura. Tejera es la autora de El barranco, la primera obra sobre la Guerra Civil española en Canarias, una extraordinaria novela autobiográfica traducida a cinco idiomas. Poeta, narradora y ensayista, Nivaria Tejera fue la primera mujer en recibir el premio Biblioteca Breve Seix Barral por su obra Sonámbulo del sol, en 1971. Tejera centra sus historias en la encrucijada de tres espacios vitales: Tenerife, La Habana y París.
La escritora cubano canaria Nivaria Tejera nació en Cienfuegos, Cuba, el 30 de septiembre de 1929. Su infancia transcurrió en Tenerife, de donde era oriundo su padre, Saturnino Tejera, encarcelado durante la Guerra Civil española por las fuerzas de Francisco Franco. En 1944, Nivaria y su familia logran escapar a Cuba, y diez años más tarde, huyendo del gobierno de Fulgencio Batista, Tejera decide marchar a Francia. En 1959, ya en París, la autora retornó a La Habana para colaborar con el nuevo régimen cubano. Fue nombrada agregada cultural en París y Roma. Seis años más tarde, en 1965, Nivaria Tejera rompió su compromiso con el gobierno de Cuba y se asentó en París, donde permaneció el resto de su vida. París ocupó un lugar fundamental en la trayectoria vital y literaria de la escritora. En la capital francesa residió de forma permanente desde 1965 hasta su muerte en 2016.
Nivaria Tejera tejió una vida de resistencia. Tras haber experimentado el trauma de la guerra civil española en su infancia, la angustia de huir de tres regímenes totalitarios y el aislamiento de cincuenta años en el exilio, su experiencia vital resulta casi inverosímil. Es por ello que Tejera se refugió en la escritura. Escribir se convirtió en una obsesión: su poesía y narrativa son concebidas desde la convicción de que la literatura debe romper barreras y arrastrar a su lector a un éxtasis creativo que transcienda su realidad inmediata.
El legado artístico de Nivaria Tejera radica en su dedicación absoluta a la palabra poética, la singularidad de sus textos y una resistencia vital a las normas impuestas en cuestiones de identidad, literatura y política. El compendio de su obra constituye un testimonio unificado y desafiante a las dictaduras vividas. La temática de su producción se caracteriza por el éxodo del protagonista urbano itinerante -siempre en soledad-, la muerte, la rebeldía del artista, el sol como leitmotiv negativo, la pesadez de la existencia, la escritura esquizofrénica, la intertextualidad d e los clásicos y las interminables referencias literarias a sus influencias francesas, entre las que destaca Nathalie Sarraute.
Nivaria Tejera publicó numerosos textos de poesía, narrativa y ensayo, acompañando igualmente su trabajo de escritora con la pintura. Sus publicaciones se expanden a lo largo de sesenta y cinco años: desde 1949, año en el que ve la luz su primer libro de poemas Luz de lágrima, hasta su última obra, Trouver un autre nom à l’amour que aparece tres meses antes de su muerte. La trayectoria narrativa de la escritora canario cubana comenzó con El barranco (1959), una novela canaria en la que la niña narradora describe sensorialmente la transformadora experiencia de la pérdida del padre durante la Guerra Civil española. Su segundo texto Sonámbulo del sol (Premio Seix Barral, 1971) continúa el peregrinaje de un personaje sin rumbo, esta vez en La Habana de los años cincuenta. Sonámbulo del sol corresponde a la trilogía de Tejera sobre Cuba y el exilio, junto con Huir la espiral y Espero la noche para soñarte, revolución . Los protagonistas de estas tres obras se encuentran en un recorrido por La Habana y París, un viaje interior de angustia y soledad.
Los editores franceses jugaron un papel fundamental en la suerte literaria de Nivaria Tejera: todos sus textos narrativos fueron publicados primero en Francia, en traducción del español original. Este dato es sorprendente ya que la autora no escribía en francés, por lo que tuvo que traducir las cinco obras. Cabe destacar la relectura contemporánea de la obra nivariana por parte de artistas franceses: en primer lugar, el grupo de arte Sarapascal, formado por varios jóvenes creadores, produjo una instalación de música, voz e imágenes basada en Fuir la spirale, que ha sido representada en distintas ciudades francesas. También el grupo musical Lo’Jo adaptó el poema “Cada hombre” de Paris Scarabée en su álbum Ce soir là (2004).
Lejos de modas y adscripciones generacionales, Nivaria Tejera permaneció fiel a su noción de escritura a lo largo de su v ida. La autora explicó esta idea en un congreso dedicado a su obra en Nueva York en el año 2008: “Pienso que, sustancialmente, sólo el tiempo podrá valorar una obra y descubrir si, de manera sutil o brutal, las exigencias que engendra la voluntad de escribir, su secreto desarrollo, las necesidades intrínsecas que labran su estilo por su obstinada manera de apartarse de los lugares comunes, dejaron huella de innovación. La producción literaria de Nivaria Tejera continúa ausente de las librerías y bibliotecas, casi setenta años después de su primera publicación. Haciendo referencia a las palabras anteriormente citadas de la autora indudablemente su obra ha dejado huella, y por ello es hora de reconocer la trascendencia de Nivaria Tejera en las letras españolas y latinoamericanas del siglo XX.