Domingo Rivero

Por Eugenio Padorno
Domingo Rivero González es una figura esencial de la poesía modernista canaria. De este movimiento tomará el soneto de alejandrinos (o de endecasílabos y heptasílabos) y la perfección formal parnasiana, pero rechaza los procedimientos eminentemente simbolistas (sinestesias, expresión pura, componentes sensoriales, etcétera).

Domingo Rivero González nació en Arucas (Gran Canaria), el 23 de marzo de 1852; fueron sus progenitores doña Rafaela María de San Félix González Castellano, natural de Arucas, y don Juan Rivero Bolaños, natural de Guía (Gran Canaria), lugar en el que radicó el matrimonio y donde transcurrieron la niñez y juventud del poeta. Por la rama familiar materna el poeta está unido a otros dos ingenios de las letras canarias: el poeta Tomás Morales (1884-1921) y el periodista y ecólogo Francisco González Díaz (1886-1940).

Hizo sus estudios de bachillerato en el Colegio San Agustín de La Palmas de Gran Canaria; en 1869 es elegido miembro del comité directivo de las Juventudes Republicanas. En 1870 se establece en Londres, tras residir brevemente en París, donde conoció a Fermín Salvochea. Entre 1873 y 1881 Rivero realizó sus estudios de Derecho en Sevilla y Madrid. Retorna a Gran Canaria y en ella arraigará definitivamente. Obtuvo por oposición la plaza de Relator de la Audiencia Territorial de Las Palmas, de la que pasa a ser, en octubre de 1904, Secretario de Gobierno de la misma, hasta su jubilación el 29 de julio de 1924. Fue famosa su dedicación a la cría y preparación de gallos de pelea.

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