Carlos Pinto Grote

Por Alberto Pizarro Morín

Carlos Pinto Grote (Tenerife 1923-2015) publicó sus primeros poemas en la revista Mensaje, que dirigía su padre, el poeta Pedro Pinto de la Rosa. Psiquiatra de profesión, sentía la poesía como un medio de conocimiento de la realidad. En sus escritos poesía y ciencia se encuentran como dos grandes sistemas de símbolos que operan de modo complementario sobre la realidad.

Nació en La Laguna, Tenerife, el 10 de octubre de 1923 y murió en la misma ciudad el 4 de junio de 2015. Estudió en los institutos de La Laguna y Santa Cruz de Tenerife. Se licenció en Medicina por la Universidad de Cádiz, especializándose en la de Madrid en Neuropsiquiatría.

Era hijo del poeta Pedro Pinto de la Rosa, fundador de la revista Mensaje, y de la poeta Laura Grote de la Puerta, que publicó bajo el seudónimo de María Eduarda, ambos en estrecho contacto con el mundo de la teosofía, que influirán profundamente en la visión panteística de Pinto Grote.

El poeta confesó que en una larga enfermedad, en su época adolescente, quedó marcado por la lectura de Laberinto, de Juan Ramón Jiménez.

Se dio a conocer como poeta en 1945, en el primer número de la revista Mensaje, dirigida por su padre, que reunió a grandes poetas canarios de su generación. Colaboró en publicaciones científicas sobre sus especialidades médicas. Publicó con frecuencia ensayos sobre literatura y arte.

Para el escritor, la poesía es una forma de conocimiento. No es entonces el poeta que busque la «comunicación», sino la profundización de la realidad, de una realidad que en su conjunto no es tangible, ni observable, sino aprehensible por el espíritu. Libertad, desesperanza, amistad y, sobre todo, lo que siempre cerrará el conjunto de cualquier libro: el amor.

Era Hijo Predilecto de La Laguna. Recibió el Premio Canarias de Literatura en 1991 y la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en 2001.

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