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Arturo Maccanti (1934-2014), uno de los nombres más destacados de la poesía canaria contemporánea, representa dentro de la generación del «mediosiglo» una voz personal e intensa que a lo largo de un rico y diverso itinerario ha sabido mantenerse siempre fiel al mundo de la vida interior y a la expresión del sentimiento del tiempo.
Arturo Maccanti Rodrigues nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1934, hijo de padre italiano y madre de familia portuguesa, llegados a la isla pocos años antes. En 1951 comenzó la carrera de Derecho en la Universidad de La Laguna. En 1955 renunció a la nacionalidad italiana y obtuvo la española. Ese mismo año publicó sus primeros poemas en la revista universitaria Nosotros. En los años siguientes aparecieron nuevas muestras de su escritura en la revista Gánigo (desde 1957), en los pliegos de San Borondón (1958), en el suplemento Gaceta semanal de las artes del diario La Tarde, de Santa Cruz de Tenerife (desde 1958), y en el suplemento Cartel de Diario de Las Palmas (desde 1963). En 1959 la colección «Poesía» de la revista universitaria Nosotros publicó su plaquette Poemas, que recogía seis sonetos. Una nueva entrega, también muy breve, titulada El corazón en el tiempo, vio la luz en 1963 en la colección «La fuente que mana y corre», de Las Palmas, colección en cuya edición colaboró Maccanti con Manuel González Sosa y Antonio García Ysábal.
Tras un curso en la Universidad de Salamanca, Maccanti terminó la carrera de Derecho en La Laguna. Se casó en Tenerife y fijó su residencia en esta isla. En 1964 participó en el Recital de Poesía Canaria realizado en el Colegio Mayor Universitario San Agustín, en La Laguna. En 1967 publicó su primer libro. En 1968 falleció en Madrid su hijo Hugo.
En los años de 1972 a 1974 residió en Madrid, donde colaboró con Taller de Ediciones JB, empresa dirigida por Manuel Padorno. Regresó luego a Tenerife. En 1977 publicó De una fiesta oscura, en la colección «Paloma atlántica» de Taller Ediciones JB. A esta plaquete siguieron Cantar en el ansia (1982), No es más que sombra (1995), Viajero insomne (2000), Óxidos (2003), El volcán y la isla (2003), El mar (Una elegía) (2003) y Helor (2005).
Ha sido notable su labor de traducción, especialmente de poetas italianos. En 1985 fue incluido en la antología Chile en el corazón, editada en Barcelona. En 1986 la obra poética publicada por Maccanti hasta entonces fue objeto de un detenido estudio de Miguel Martinón en su libro La poesía canaria del mediosiglo. Recibió el Premio Canarias de Literatura en 2003.
En 2005 el conjunto de su obra quedó reunido en el volumen Vivir sobre la vida, en edición preparada por Alejandro Krawietz. Este volumen incluye sendos trabajos críticos sobre la poesía de Maccanti debidos al propio Alejandro Krawietz y a Jorge Rodríguez Padrón, Alejandro Rodríguez-Refojo y Francisco León. En 2005 apareció un nuevo libro de poemas: Helor. En 2010 se ha reeditado el volumen recopilatorio Vivir sobre la vida, ahora solo con prólogo de Jorge Rodríguez Padrón.
En sus primeros poemas, ante las diversas corrientes rehumanizadoras de la época, Maccanti se inclinó hacia las más intimistas y existenciales. Rasgos tales como la temática amorosa y religiosa, el tono melancólico y el uso exclusivo del soneto mostraban una escritura próxima a estas tendencias de la poesía española de la posguerra. Cuando en 1967 publicó Maccanti En el tiempo que falta de aquí al día, se observaba en los poemas de este libro una mayor variedad métrica respecto de las primeras entregas y un aligeramiento de las influencias juveniles. Pero los poemas de este libro seguían respondiendo a la misma concepción de la poesía como esencialmente lírica y expresión de la vida interior.
En el resto de su trayectoria se puede apreciar que, nacido de su personal temperamento creador, el mundo poético de Maccanti se ha ido impregnando cada vez más del sentimiento del tiempo y se ha ido ampliando con las sucesivas vivencias de la edad, dolorosas en muchas ocasiones. En el curso de su dedicación a la poesía, la voz de Maccanti se ha hecho más grave, con acento a veces sombrío y amargo. Los mismos títulos de los libros indican esa vocación de su palabra poética: De una fiesta oscura, Cantar en el ansia, No es más que sombra, Viajero insomne, Óxido, Helor…En la última etapa de su escritura, el largo poema titulado El mar (Una elegía) se presenta como un alucinado monólogo en que se funden la expresión de la pasión y el esfuerzo de dilucidación del existir. El poema, de una clara estructura circular, está formado por siete fragmentos, cada uno de cincuenta endecasílabos. Maccanti ofrece, como muestra madura de su creación, un poema que fluye alentado por una centelleante elocución y que al tiempo despliega una sostenida dimensión meditativa.