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Agustín Espinosa, nacido en Puerto de la Cruz en 1897, es uno de los máximos exponentes de las vanguardias canarias y, en particular, de la estética surrealista. Desde la experimentación creacionista de Lancelot, 28º-7º hasta el escandaloso surrealismo de Crimen, el autor tinerfeño constituye una de las figuras más importantes en la literatura canaria del siglo XX. Su carrera académica y literaria, marcada por viajes constantes y por la amistad con escritores de reconocido prestigio nacional e internacional, se extiende desde los años veinte hasta la muerte del autor en 1939.
Agustín Espinosa nació en Puerto de la Cruz en la isla de Tenerife el 23 de marzo de 1897. Ávido lector desde sus primeros años, cursa sus estudios de bachillerato en un internado escolar de La Laguna entre 1911 y 1917, y, al final de esta etapa, inicia su trayectoria literaria con la publicación del poema “Noche de polichinelas”, de corte modernista, en la revista Castalia. Posteriormente, en 1923, publica “Del retorno” y “Poema de una tarde de diciembre” en La Comarca.
Los constantes viajes nacionales e insulares que marcaron su trayectoria vital se inician en 1917, cuando se desplaza hasta la Universidad de Granada para estudiar Filosofía y Letras. Durante sus años en Granada, donde conoce a Federico García Lorca, mantiene una aventura amorosa con una mujer andaluza llamada María Ana, quien será reconvertida por Espinosa en el personaje principal de la “Oda a María Ana, primer premio de axilas sin depilar de 1930”, de “El mar” y de la novela Crimen. Más adelante, continúa su vida académica en Madrid, donde se integra en el Centro de Estudios Históricos y comparte tertulias con Ernesto Giménez Caballero, Pedro Salinas, Dámaso Alonso y otros reconocidos autores de la época que le permitieron conocer en profundidad las estéticas vanguardistas.
Tras leer su tesis doctoral sobre Clavijo y Fajardo en 1924, regresa a Tenerife como ayudante de la cátedra de Lengua y Literatura en la Universidad de La Laguna e inicia sus primeras recopilaciones de romances insulares. Su interés por la tradición oral de Canarias se manifestará en sus comentarios y difusión de los romances recopilados en diversas publicaciones, entre las que destaca la icónica revista tinerfeña de vanguardias La Rosa de los Vientos (1927-1928), de la que será jefe de redacción y habitual colaborador.
Durante los años siguientes, Espinosa compagina su dedicación a la docencia literaria con sus colaboraciones en diversas revistas y periódicos, como La Gaceta Literaria, Heraldo de Madrid, La Prensa o La Tarde. En 1928, obtiene la cátedra de Historia de la Literatura Española comparada con la extranjera del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Mahón, que le conmutan por la del Instituto de Las Palmas de Gran Canaria. En el mismo año es destinado al Instituto Local de Segunda Enseñanza de Arrecife de Lanzarote y, como resultado de esta experiencia, escribe Lancelot, 28º-7º, que se publica un año más tarde. A partir de su viaje a París en 1930, se sumerge completamente en la estética surrealista y comienza a gestar su obra maestra, Crimen, cuya publicación se producirá en 1934. En estos años, realiza numerosos viajes, contrae matrimonio con Josefina Boissier (quien le inspira el Diario espectral de un recién casado) y publica la conferencia Media hora jugando a los dados.
La participación de Espinosa en la vida cultural del archipiélago culmina con su nombramiento como presidente del Ateneo de Santa Cruz en 1935, donde acogerá, junto con sus compañeros de Gaceta de Arte, la Exposición Internacional Surrealista, a la que acudieron André Breton y Benjamin Péret. Con el inicio de la Guerra Civil Española en 1936, las actividades culturales de la llamada “facción española surrealista de Tenerife” por Pérez Minik quedan suspendidas y Espinosa, a pesar de haberse mostrado apolítico durante toda su vida, es condenado por el carácter inmoral y escandaloso de Crimen y es destituido de su cátedra. Tras adherirse al falangismo, logra recuperar su cátedra en 1938. Poco tiempo después, el 28 de enero de 1939, fallece en su domicilio familiar de Los Realejos, tras una intervención quirúrgica motivada por la úlcera de duodeno que lo acompañaba desde su juventud.
La producción literaria de Agustín Espinosa destaca, sobre todo, por su plena adhesión al surrealismo a partir de su obra maestra Crimen, que lo consagra como uno de los principales ejecutores y representantes del surrealismo francés en la literatura española. La versatilidad, la experimentación vanguardista y la incorporación de las nuevas estéticas a su estilo escandaloso y personal definen la trayectoria creativa de un autor que constituye una de las voces más originales e importantes de las nuestras letras.
En sus primeras incursiones en la literatura, Agustín Espinosa comienza desarrollando una poesía de corte modernista, que era la estética que había dominado la escena literaria de Canarias durante las primeras décadas del siglo XX. Pronto, sin embargo, se desmarca de esta corriente para iniciarse, en torno a 1927, en la escritura vanguardista. Este giro en su trayectoria artística coincide con su adscripción al proyecto universalista de La Rosa de los Vientos, donde manifiesta, por medio de textos ensayísticos, su deseo de romper con estéticas finiseculares como el regionalismo folclorista y de buscar una auténtica tradición poética insular.
La tensión constante entre el interés por la tradición y la búsqueda de lo novedoso caracteriza toda la obra de Agustín Espinosa. Sus constantes miradas hacia el pasado literario insular, favorecidas por su condición de catedrático de literatura, se manifiestan en su atención a los ilustrados canarios en su tesis Don José Clavijo y Fajardo y en su texto Sobre el signo de Viera, así como en sus labores como recopilador del romancero tradicional, que lo aproximan al neopopularismo propio de la generación del 27, con cuyos miembros compartió amistad, tertulias y rasgos estéticos. En Lancelot, 28º-7º, la búsqueda de una “mitología conductora” para la isla de Lanzarote muestra el deseo de hallar una tradición fundacional para Canarias, al mismo tiempo que se emplean, para ello, herramientas propias de los últimos hallazgos de las vanguardias.
Entre 1927 y 1929, Espinosa, como ha apuntado Pérez Corrales, se adhiere al “arte nuevo” incorporando una poética lúdica, apolítica y antirrealista, en la que los objetos industriales y los mitos del cine, del deporte o del jazz se elevan a la categoría de objetos poéticos. Influido por la poesía pura de Juan Ramón Jiménez (como muestra la utilización del título Diario espectral de un recién casado, tomado del libro Diario de un poeta recién casado de Juan Ramón Jiménez), la deshumanización del arte propuesta por José Ortega y Gasset y el experimentalismo y la brevedad de Ramón Gómez de la Serna, Espinosa buscará en este período una producción literaria antisentimental, juvenil, aséptica y esencial. Dentro de las corrientes vanguardistas, se desvincula del ultraísmo y rechaza abiertamente el futurismo, aunque las influencias del ismo consagrado por Marinetti continúan manifestándose en sus textos. También serán relevantes sus contactos con la estética cubista. Como señalan Miguel Pérez Corrales y Nilo Palenzuela, en Lancelot, 28º-7º, late, ante todo, la influencia del creacionismo de Reverdy y Dermée, presente en la recreación imaginaria de un Lanzarote nuevo con una mitología fundacional que cobra autonomía en la obra literaria.
La atención primordial a la geografía sobre la historia que comparte con otros compañeros de generación, el humor, las constantes referencias culturales y la personificación de animales y objetos inanimados son rasgos constantes en Lancelot, 28º-7º. El tono humorístico y la atención al mundo deportivo continuarán en su “Oda a María Ana, primer premio de axilas sin depilar de 1930”. A partir de 1930, sin embargo, se advierte un cambio en la poética de Espinosa con su introducción en el surrealismo, que se manifiesta por primera vez en “Triálogo del muerto”.
Junto con Emeterio Gutiérrez Albelo, Pedro García Cabrera y Domingo López Torres, Agustín Espinosa comienza a participar en la construcción de un surrealismo canario que logra una mayor similitud al modelo francés de la que lograron Alberti o Lorca en el surrealismo peninsular. Mediante el empleo de la prosa poética, ampliamente cultivada por Espinosa, construye la novela Crimen, que puede ser considerada uno de los principales exponentes de la literatura surrealista en lengua española. En Crimen quedan subvertidas las ideas estéticas clásicas y se apuesta por la inmoralidad, el humor negro, la violencia y la crueldad, en un relato que ahonda en el mundo del onirismo y del subconsciente y que se enfrenta a las estructuras de la lógica. Su erotismo abundante, inmoral y explícito provocó un escándalo entre los sectores conservadores de la época, que promovieron la condena y censura del texto surrealista.
Aunque la mayor parte de su creación fue escrita en prosa, en textos como Poemas a Mme. Josephine traslada sus metáforas innovadoras y su antirretoricismo a la escritura en verso, abogando por la brevedad y por la concentración expresiva. En 1934, se traslada al género dramático para escribir la farsa surrealista La casa de Tócame Roque, y, en su conferencia sobre el pintor José Jorge Oramas titulada Media hora jugando a los dados, se advierten rasgos surrealistas aunque no se logra una plena inmersión en la estética como sí se consigue en Crimen o en La casa de Tócame Roque.
Más allá de su producción estrictamente creativa, Agustín Espinosa desarrolló una importante labor como crítico, ensayista y periodista. En sus textos no ficcionales, emplea, también, un estilo depurado, plástico y claro, y apuesta por la generación de polémicas y por la ruptura de las normas. De esta manera, en sus labores como crítico se desvincula del tono academicista y tiñe sus textos de la imaginación que caracteriza al resto de su obra. Al contrario que otros compañeros de generación, que en sus trabajos ensayísticos se mostraron política y socialmente comprometidos, Espinosa solo romperá su apoliticismo para defender posturas extremistas que oscilan entre el fascismo y el comunismo, en una apuesta por lo rupturista y novedoso que responde más a una voluntad estética que a un activismo real.
Tras su muerte en 1939, la obra de Agustín Espinosa fue olvidada durante décadas hasta que, a partir de 1950, se inician las labores de recuperación de sus textos y de los de otros escritores de su tiempo. Ventura Doreste, Armas Ayala, Nilo Palenzuela y, sobre todo, el catedrático José Miguel Pérez Corrales han recuperado y editado sus obras completas en diferentes volúmenes. Asimismo, los dos tomos que integran Agustín Espinosa, entre el mito y el sueño, de Pérez Corrales (Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1986), constituyen el estudio académico más exhaustivo hasta el momento de la obra del autor tinerfeño.
• Don José Clavijo y Fajardo. Madrid, 1924. Tesis doctoral, editada con prólogo de Ángel Valbuena Prat en 1950 y 1970.
• Lancelot, 28º-7º [guía integral de una isla atlántica]. Madrid, Ediciones ALFA, 1929.
• “Oda a María Ana, primer premio de axilas sin depilar de 1930”. Extremos a que ha llegado la poesía española, núm. 1, pp. 13-15, 1931.
• Media hora jugando a los dados. Las Palmas de Gran Canaria, 1933.
• Crimen. Tenerife, Ediciones de Gaceta de Arte, 1934.
• Sobre el signo de Viera. La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1935.
• Poemas a Mme. Josephine. La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1982. Con estudio de Sebastián de la Nuez (algunos de los poemas que integran esta colección datan originalmente de 1929).
• Diario espectral de un poeta recién casado y otros textos. Santa Cruz de Tenerife / Las Palmas de Gran Canaria, Ediciones Idea, 2009 (los textos originales se publicaron en el diario Hoy en 1932).
• Textos (1926-1936). Santa Cruz de Tenerife, Cabildo Insular de Tenerife, 1980. Edición y recuperación de artículos, conferencias, poemas y notas por Alfonso Armas Ayala y Miguel Pérez Corrales.
• Lancelot, 28º-7º. Textos 1927-1929. Sevilla, La Página, 2013. Edición de José Miguel Pérez Corrales.
• Oda a María Ana, primer premio de axilas sin depilar de 1930. Textos 1930-1931. Tenerife, Insoladas (Lulu), 2017. Edición de José Miguel Pérez Corrales.
• Media hora jugando a los dados. Textos 1932-1933. Tenerife, Insoladas (Lulu), 2017. Edición de José Miguel Pérez Corrales.
• Crimen. Textos 1934-1936. Textos complementarios. Tenerife, Insoladas (Lulu), 2017. Edición de José Miguel Pérez Corrales.